Cada día, millones de personas abren herramientas como ChatGPT buscando soluciones, ideas o compañía. En apariencia, vivimos una revolución tecnológica sin precedentes, donde la inteligencia artificial (IA) simplifica tareas, acelera procesos y da respuestas instantáneas. Pero detrás de esa eficiencia se oculta un lado más oscuro, menos visible, pero cada vez más presente: los riesgos emocionales, cognitivos y sociales del uso excesivo y acrítico de estas tecnologías.

El programa N Investiga, emitido el sábado, profundizó en este fenómeno, revelando casos y declaraciones de expertos que plantean una dura advertencia sobre el costo humano de una relación sin límites con la inteligencia artificial.

En febrero de 2024, un adolescente de 14 años se quitó la vida luego de mantener durante meses una relación obsesiva con un personaje virtual creado en una aplicación de inteligencia artificial.

Ante esta realidad, muchos padres han recurrido a servicios de ciberseguridad para restringir el acceso a ciertos contenidos. Pero, según Rodríguez, muchos adolescentes logran burlar esas barreras en apenas unas horas.

Como concluyó la periodista Nuria Piera, la pregunta clave no es cuánto puede hacer la IA por nosotros, sino qué parte de nuestra h
umanidad estamos dispuestos a entregar a cambio de comodidad, rapidez o compañía
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