Este jueves se llevará a cabo el primer debate presidencial en EE.UU., en un escenario inédito en el que un presidente en funciones y un exmandatario, ambos con fortalezas y debilidades innegables, dejarán ver sus rostros y sus verbos en un encuentro que muy probablemente permita evidenciar quién será el ganador en los comicios del próximo 5 de noviembre. El evento sucederá en Atlanta, Georgia, uno de los estados «bisagras» que definirán el resultado, lo que aviva los nervios sobre la importancia de este primer round de una revancha más que esperada.

Y cuando hablamos de hándicap nos referimos a que, por un lado, el expresidente Donald Trump (de 78 años) viene con profundas heridas de guerra. A comienzos de este mes un tribunal de New York lo declaró culpable de 34 delitos como fraude fiscal, falsedad documental y violación de leyes electorales.

Pero su momento de mayor insensatez, y que ha quedado grabado en el imaginario político del mundo, ocurrió en torno a los fatales episodios de enero de 2021, cuando un grupo de sus seguidores invadió y vandalizó el Congreso estadounidense.

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