Olas de calor, sequías e incendios forestales extremos, además de tormentas devastadoras, han redefinido el efecto del calentamiento global en grandes ciudades del mundo, en donde sus habitantes observan impactos nunca antes vistos.


En países como China, Grecia, Canadá, Libia, Brasil o Estados Unidos, los huracanes, tifones, e incendios forestales han provocado desastres climáticos que han preocupado a la comunidad científica, debido a su intensidad, la frecuencia y registro en zonas que nunca habían enfrentado fenómenos extremos.

Es el caso de la tormenta Daniel, que a su llegada a territorio griego a principios de septiembre dejó más de fallecidos, puentes derrumbados y cultivos totalmente anegados por el agua; terrazas de restaurantes flotando en calles y vehículos sumergidos en lodo.

Regiones de Asia también han reportado precipitaciones que superan los registros de más de 100 años. Es el caso de Hong Kong, en donde las lluvias generadas tras el tifón Haikui han causado la muerte de unas dos personas y más de 140 heridos.

Gran parte de China está sufriendo un verano especialmente húmedo y 142 personas fallecieron debido a las inundaciones en julio, y docenas más durante el mes de agosto.

California registró en agosto el paso de la tormenta tropical Hilary, el primer fenómeno en atacar el sur de ese Estado en más de 80 años. La tormenta permitió que algunas áreas de montaña y desierto recibieran en un día más de la mitad de la lluvia promedio de un año.