
La vida cotidiana en los haitianos se ha visto alterada por la incesante violencia de las pandillas, lo que ha empeorado la pobreza en todo el país mientras espera de una decisión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre el posible despliegue de una fuerza armada internacional.
“¡Queremos seguridad!”, coreó la multitud durante su marcha de más de dos horas desde la conflictiva comunidad de Carrefour-Feuilles hasta Champ de Mars, en el centro de la ciudad, y luego a la residencia oficial del primer ministro, donde la policía disolvió la protesta con gas lacrimógeno.
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