La búsqueda entre las ruinas de los incendios forestales que arrasaron con la isla hawaiana de Maui reveló el jueves un terreno baldío de viviendas y comunidades devastadas mientras los bomberos luchaban contra el tenaz incendio que ya ha cobrado 36 vidas, convirtiéndose en el más mortífero de los últimos años en Estados Unidos.

Avivado por un verano seco y los fuertes vientos de un huracán cercano, el incendió comenzó el martes y tomó a la isla por sorpresa, abriéndose paso rápidamente por el terreno seco y los vecindarios de la histórica localidad de Lahaina, un destino turístico que data de la década de 1700 y es la comunidad más poblada en el lado oeste de la isla.

El condado Maui informó el miércoles por la noche que por lo menos 36 personas habían muerto, lo que convierte al incendio en el más mortífero en Estados Unidos desde el incendio Camp de California en 2018, que causó la muerte de al menos 85 personas y dejó en ruinas la localidad de Paradise.

Sin embargo, es probable que la cifra de muertos de Hawái aumente, mientras rescatistas llegan a zonas de la isla a las que no habían podido acceder debido a los incendios o a obstrucciones. Las autoridades habían dicho antes que 271 estructuras quedaron dañadas o destruidas a causa de las llamas y docenas de personas resultaron heridas.