Canadá está lidiando con una "bomba de tiempo" de violencia, adicción y suicidio relacionada con décadas de servicios deficientes de salud mental para sus jóvenes. En las calles y el metro de Toronto, la ciudad más grande de Canadá, se puede ver a muchos jóvenes deambulando con la mirada perdida o gritando frases incomprensibles.


Los periódicos están repletos de noticias sobre ataques no provocados a extraños, sobredosis de opiáceos y otros males sociales relacionados con la adicción y los problemas de salud mental.

Este fenómeno ya había ocurrido en las grandes ciudades de Estados Unidos y ahora también se convirtió en tendencia al norte de la frontera.

En Canadá, décadas de escasez de fondos para los servicios de salud mental han dejado a muchos jóvenes luchando a raíz de la dura pandemia de covid-19, a veces con consecuencias fatales.