El 20 de marzo de 2003 una coalición liderada por Estados Unidos emprendía una invasión a Irak, país de Oriente Medio bajo el régimen de Saddam Hussein, con el pretexto de una inminente amenaza por "armas de destrucción masiva".
A lo largo de casi nueve años participaron una numerosa cantidad de soldados, entre ellos muchos de origen dominicano. De acuerdo con las estadísticas de EE.UU.
hubo más de 4,000 militares estadounidenses muertos y los militares heridos superaron los 30,000. En el caso de los militares caídos en la guerra, cuyas edades no superaron los 30 años, el Gobierno de los Estados Unidos les concedió la ciudadanía estadounidense y a otros los honraron como héroes al bautizar con sus nombres las esquinas de calles de los vecindarios donde residían.