Así lo confirmó finalmente en 2008 la pesquisa judicial británica sobre la muerte de Lady Di, de 36 años, y su novio Dodi al Fayed, de 42, al concluir que la tragedia se debió a un homicidio por imprudencia.
La culpa recayó, según las pruebas recabadas por la policía, en Henri Paul, el conductor del Mercedes que se estrelló en el Puente del Alma de París en la noche del 30 de agosto de 1997, cuando el vehículo era perseguido por un grupo de fotógrafos a la caza de la valiosa instantánea de la entonces mujer más famosa del mundo.
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